El amor es una de las cosas más inexplicable que existen, pero es ese misterio el que nos conecta a los seres humanos. Incluso cuando la cinta que nos ocupa no es el mejor retrato del amor y sus rarezas, es una pieza fundamental del cine americano de la maravillosa década de los sesenta.

Breakfast at Tiffany’s es una propuesta técnicamente muy cuidada, con movimientos de cámaras sutiles y en general un apartado técnico maravilloso, aunado a esto, está la hermosa Audrey Hepburn (debo admitir que es el primer film donde la veo en pantalla) y la increíble composición de Moon River. Pese a todo lo positivo que tiene este clásico americano, no lo considero una obra maestra, pero sí un decente film que influenció a toda una oleada de comedias románticas.

Divertida, bien escrita y muy bien ejecutada es la cinta más famosa de Blake Edwards, que incluso cuando no es enteramente mi tipo de película, no se puede negar cuanta magia y buen trabajo hay en ella. Eso sí, ni de cerca a las comedias románticas del gran Billy Wilder.

"A girl can't read that sort of thing without her lipstick."