Voy a empezar por con la dirección y dirigida por Thomas Vinterberg, visulamente el director se nota que se cuida a lo largo de la película de no sucumbir al maniqueísmo y al juicio moral. Toma prestada la risa y la tragedia como dos caras de la misma moneda, para que su historia sea profunda y relajada, y pueda hablar sobre el drama del alcoholismo.

El cineasta no teme las provocaciones hasta esa escena absolutamente interesante y deliciosa, donde un profesor de filosofía anima a sus jóvenes alumnos a desesperarse por su rendimiento académico y falta de confianza en sí mismos, a beber antes de hacer el examen. Este apetito por el humor mordaz protege la historia contra el melodrama embarrado y, sobre todo, contra los prejuicios.

Hay una toma en donde al mostrar la preparación de un cóctel, la puesta en escena es antropomórfica. El foco se fija en la botella que contiene la preciosa bebida. Vemos con qué precisión se vierte en el vaso helado que sale del congelador y se le añade piel de naranja al borde del vaso, en este caso el carácter se deteriorará inevitablemente.

Los personajes son absolutamente brillantes y esto se debe en gran parte a sus intérpretes sin olvidar a los guionistas, el propio Thomas Vinterberg acompañado de otro buque insignia del cine danés, Tobias Lindholm. Mads Mikkelsen tiene el papel principal y hace un trabajo magnífico, hasta que nos regalo con el mejor baile. Cada actor da todo lo que tiene, tanto en intensidad como en emoción y en estado de embriaguez.

Nota Personal: 9/10